Dios Dijo:
Ser un gran anfitrión para la raza humana es dar la bienvenida a cada persona que ves, encuentras o que se cruza en tu camino. Si vives en una gran ciudad, tu saludo puede ser silencioso, sin embargo das tu bienvenida de la misma forma. No es una pequeña cosa lo que pido de ti, cuando te pido que seas Mi Anfitrión Oficial para el Universo. Por favor, no lo tomes a la ligera. Este no es un servicio sólo para cuando te apetezca o porque toca estar en un buen estado de ánimo. La cuestión no es en qué estado de ánimo te encuentras. La cuestión es tu servicio. Tu ere el que sirve. Tu no sabes lo que la gracia salvadora que traes al universo podría ser para alguien. Tu no sabes lo que tu simple bienvenida podría significar para alguien a quien bendices. Podrías estar dándole a alguien una nueva oportunidad en la vida; sí, tan sólo tu momento de acogida, tu momento de mirar a alguien a los ojos, tu momento de reconocimiento. Permite que tu rostro trasmita: "Hola Hombre". Incluso en una gran ciudad, puedes acoger a cada persona. Tu puedes. En un pueblo pequeño, puedes acoger a cada uno de otra forma. Tu eres Mi Anfitrión al Universo, no a este o a aquel, sino a todos. Es importante que tengas esta intención amistosa. Esta es tu misión. Es la misión de cada uno. La acogida es tuya para que la trasmitas: "Feliz aterrizaje. A tu salud. Saludos. Que tengas una vida agradable" Por todo el mundo ha sido rumoreada una razón para saludarlo todo. Tu no sabes por anticipado a quien podrías estar saludando. Sin saberlo, podrías estar saludando a Cristo o Moisés o a Mahoma. Cierto, hay provecho en que saludes a los Grandes Seres. Tu no quieres dejar pasar esta oportunidad; sin embargo, Yo estoy sugiriendo que tu corazón sea generoso y que acojas a todos mis hijos, no sólo a unos pocos elegidos para favorecerlos. Estoy sugiriéndote que acojas al Gran Ser incluso en esta aparente pequeña cosa diaria. Qué gran regalo es acoger a cada uno y todos en tu generoso corazón. Qué gran bendición para todos, y qué gran bendición para ti ser el Anfitrión del Universo. Qué grandes son las palabras anfitrión, creador y grandioso. Sí, conviértete en algo más grande de lo que quizás te has permitido ser. Quizás has estado de mal humor en lugar de ser grandioso. Ahora, eh aquí tu oportunidad. Acoge a tu esposa. Acoge a tu esposo. Acoge tus niños. Acoge al extranjero. Sé el vagón de bienvenida. Sé un embajador de Buena Voluntad. Sé un destinatario dispuesto a cada uno, cada rostro, cada Ser. En todos los casos, tu eres una Vida Anfitriona, eres un Amor que Acoge, tu eres un Yo que Acoger, y estás dándote la bienvenida a una felicidad indecible. Permite que tu postura, tu semblante, tu voz trasmitan: "Buenos Días, a todos. Buenos días a cada uno y a todos". Ya no esperas que alguien te reconozca. Tu eres quien reconoce. Primero ofreces una simple bienvenida. Pasas a través de la soledad de las multitudes de modo que otros puedan seguirte. Tu estás abriendo camino para Mí. Estás anunciándome. Estás anunciando: "Dios está junto a mí". No tienes que decirlo. No tienes que decir ninguna palabra, pero estás anunciándome igual. Tu eres ahora quien anuncia la paz y buena voluntad a todos los hombres. Tu eres el anunciador de los buenos tiempos que vendrán. Tu eres aquél que coloca el tapete de bienvenida para todos. Tu estás diciendo: "Oigan ustedes, estoy colocando el tapete de bienvenida para ustedes. Cuan feliz estoy de verlos". Traducido por: jhrendon |
miércoles, 26 de diciembre de 2012
YA NO ESPERAS QUE ALGUIEN TE RECONOZCA
EL AMOR ES LA CUALIDAD MAS IMPORTANTE,,krishnamurti
Krishnamurti ~ El Amor es la cualidad más importante.
El Amor es la cualidad más importante, porque cuando es bastante fuerte en un hombre, lo estimula a revestirse de todas las demás, que sin ella nunca serían suficientes. Suele definirse el amor como un intenso deseo de unión con Dios y de liberación de la rueda de nacimientos y muertes. Pero este concepto del amor suena a egoísta e implica sólo una parte de su significa-do. El amor es más que deseo; es voluntad, resolución, determinación. Para producir este resul-tado, la resolución debe llenar vuestra naturaleza entera, hasta el punto de no dejar lugar para ningún otro sentimiento. Es, sin duda, la voluntad de ser uno con Dios, no para escapar del su-frimiento y de la fatiga, sino a fin de que, en razón de vuestro amor profundo hacia Él, podáis obrar con Él y como Él obra... Pues siendo Dios Amor, si queréis llegar a ser uno con Él, debéis también estar poseídos de amor y perfecto altruismo.
En la vida diaria, esto significa dos cosas: primera, que procuréis cuidadosamente no causar daño a ningún ser viviente; segunda, que siempre estéis alerta por si se presenta la oportunidad de ayudar.
Primero, no dañar. Hay tres pecados que causan en el mundo mayores males que todos los demás: maledicencia, crueldad y superstición, porque son pecados contra el amor. Si el hombre quiere henchir su corazón de amor divino, ha de vigilarlos y combatirlos constantemente.
Veamos los efectos de la maledicencia: Principia con el mal pensamiento, y esto en sí mismo es ya un crimen. Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estor-bar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o trabajar en contra de ella.
Si pensáis mal de otro, cometéis tres iniquidades a un tiempo:
1a Llenáis el ambiente que os rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentáis las tristezas del mundo.
2a Si en el ser en quien pensáis existe el mal que le atribuís, lo vigorizáis y alimentáis; y así, hacéis peor a vuestro hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo habéis imaginado, entonces vuestro maligno pensamiento tienta a vuestro hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, podéis convertirlo en aque-llo que de él habéis pensado.
3a Nutrís vuestra propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así impedís vuestro propio desarrollo y os hacéis, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.
No contento con hacerse todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente. Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Veis ahora cuán bajo, cuán terrible es este pecado? Procurad evitarlo en absoluto. No habléis jamás mal de nadie; negaos a escuchar a quien os hable mal de otro, y decidle, afectuosamente: "Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello".
En cuanto a la crueldad, ésta es de dos clases: intencionada y sin intención.
La crueldad intencionada consiste en causar, de propósito, dolor a otros seres vivientes, y éste es el pecado más grave de todos: obra de diablo más bien que de hombre. Diréis que ningún hombre puede hacer una cosa semejante; pero precisamente los hombres la han hecho muy a menudo y aún la están haciendo cada día. Los inquisidores la practicaron, y también muchas gentes religiosas en nombre de su religión; los vivisectores, así como habitualmente algunos maestros de escuela. Todas estas personas tratan de excusar su brutalidad con la costumbre; pero un crimen no deja de serlo porque muchos hombres lo cometan. Karma no tiene en cuenta las costumbres; y el karma de la crueldad es el más terrible. En la India, al menos, no puede haber excusa para tales costumbres, porque todos conocen el deber de no acusar mal a nadie. El destino de los crueles cae también sobre aquellos que se dedican intencionadamente a matar a las criaturas de Dios, y llaman a esto deporte.
Ya sé que tales cosas no las efectuáis vosotros, y por amor de Dios hablaréis claramente contra ellas cuando la oportunidad se os presente. Pero también hay crueldad en las palabras como en los actos, y una persona que diga una palabra con intención de herir a otra es culpable de este crimen. Esto tampoco lo haréis vosotros; pero algunas veces una palabra dicha al descuido hace tanto daño como una maliciosa. Así pues, debéis estar siempre en guardia contra la crueldad no intencionada.
El Amor es la cualidad más importante, porque cuando es bastante fuerte en un hombre, lo estimula a revestirse de todas las demás, que sin ella nunca serían suficientes. Suele definirse el amor como un intenso deseo de unión con Dios y de liberación de la rueda de nacimientos y muertes. Pero este concepto del amor suena a egoísta e implica sólo una parte de su significa-do. El amor es más que deseo; es voluntad, resolución, determinación. Para producir este resul-tado, la resolución debe llenar vuestra naturaleza entera, hasta el punto de no dejar lugar para ningún otro sentimiento. Es, sin duda, la voluntad de ser uno con Dios, no para escapar del su-frimiento y de la fatiga, sino a fin de que, en razón de vuestro amor profundo hacia Él, podáis obrar con Él y como Él obra... Pues siendo Dios Amor, si queréis llegar a ser uno con Él, debéis también estar poseídos de amor y perfecto altruismo.
En la vida diaria, esto significa dos cosas: primera, que procuréis cuidadosamente no causar daño a ningún ser viviente; segunda, que siempre estéis alerta por si se presenta la oportunidad de ayudar.
Primero, no dañar. Hay tres pecados que causan en el mundo mayores males que todos los demás: maledicencia, crueldad y superstición, porque son pecados contra el amor. Si el hombre quiere henchir su corazón de amor divino, ha de vigilarlos y combatirlos constantemente.
Veamos los efectos de la maledicencia: Principia con el mal pensamiento, y esto en sí mismo es ya un crimen. Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estor-bar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o trabajar en contra de ella.
Si pensáis mal de otro, cometéis tres iniquidades a un tiempo:
1a Llenáis el ambiente que os rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentáis las tristezas del mundo.
2a Si en el ser en quien pensáis existe el mal que le atribuís, lo vigorizáis y alimentáis; y así, hacéis peor a vuestro hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo habéis imaginado, entonces vuestro maligno pensamiento tienta a vuestro hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, podéis convertirlo en aque-llo que de él habéis pensado.
3a Nutrís vuestra propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así impedís vuestro propio desarrollo y os hacéis, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.
No contento con hacerse todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente. Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Veis ahora cuán bajo, cuán terrible es este pecado? Procurad evitarlo en absoluto. No habléis jamás mal de nadie; negaos a escuchar a quien os hable mal de otro, y decidle, afectuosamente: "Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello".
En cuanto a la crueldad, ésta es de dos clases: intencionada y sin intención.
La crueldad intencionada consiste en causar, de propósito, dolor a otros seres vivientes, y éste es el pecado más grave de todos: obra de diablo más bien que de hombre. Diréis que ningún hombre puede hacer una cosa semejante; pero precisamente los hombres la han hecho muy a menudo y aún la están haciendo cada día. Los inquisidores la practicaron, y también muchas gentes religiosas en nombre de su religión; los vivisectores, así como habitualmente algunos maestros de escuela. Todas estas personas tratan de excusar su brutalidad con la costumbre; pero un crimen no deja de serlo porque muchos hombres lo cometan. Karma no tiene en cuenta las costumbres; y el karma de la crueldad es el más terrible. En la India, al menos, no puede haber excusa para tales costumbres, porque todos conocen el deber de no acusar mal a nadie. El destino de los crueles cae también sobre aquellos que se dedican intencionadamente a matar a las criaturas de Dios, y llaman a esto deporte.
Ya sé que tales cosas no las efectuáis vosotros, y por amor de Dios hablaréis claramente contra ellas cuando la oportunidad se os presente. Pero también hay crueldad en las palabras como en los actos, y una persona que diga una palabra con intención de herir a otra es culpable de este crimen. Esto tampoco lo haréis vosotros; pero algunas veces una palabra dicha al descuido hace tanto daño como una maliciosa. Así pues, debéis estar siempre en guardia contra la crueldad no intencionada.
NO TODO ESTA PERDIDO
Dios Dijo: No todo está perdido. Nada se pierde por completo. Nada se pierde. Esto es difícil de aceptar cuando tu ves pérdida de todo a tu alrededor. La pérdida de la vida, la pérdida de una extremidad, la pérdida del amor. ¿Qué es todo esto sino la pérdida de la ilusión?, una historia contada, y una historia sin contar, una ficción relatada y no relatada, hecha o no hecha, envuelta en un nuevo empaque. ¿Todo eso es poseído sólo con el fin de que se pierda, amado? Toda la vida en el mundo es un pasaje, una fugaz aparición, un caminar por un pasillo con ciertas vistas y barandillas que tu mano toca o que incluso retienes. Eh aquí que esto que se retiene se debe dejar ir. Sí, lo que se retiene. El pasillo que recorres es una ilusión. La barandilla no es real, sin embargo te aferras a ella como si lo fuera, y lloras cuando no sientes más tu mano sujetando aquello que es imaginario. Te sientes engañado. Te sientes abandonado. Y, con todo, existen aún muchos pasillos para que los recorras. Aún hay muchos parques para visitar y más gente para conocer y más gente a quien saludar. Y más gente de quien despedirse. Estás corriendo en una maratón, amado, y pasas velozmente cerca a los amados y a otros, y aún continúas en la maratón. Cundo lloras, te lamentas de que un incendio se ha convertido en brasas frías. La fogata ya no está. Sólo era una fogata. Habrá otra y otra. La vida es presente, no un pasado, sin embargo, cuánto te gusta arrastrar el pasado contigo. Esto es una ilusión como cualquier otra. No quieres desprenderte de él. Incluso cuando no era todo como lo pintan, no quieres desprenderte de él. Ahora, encuentra otro sueño para soñar. No debes aferrarte a él. Un momento no debe ser encerrado en un lugar. Estás en una biblioteca de amor. Siempre hay otro libro a través del cual navegar y para llevar. Todos los libros en la biblioteca de amor tienen una fecha de devolución, ¿no lo sabías? Imposible, pero cierto. Cada libro de vida está en préstamo. Cada cosa. Cada evento o no- evento. Déjalos todos en el buzón de devoluciones y encuentra otros libros para prestar. Tantos para elegir. ¡Ven!. Libros en préstamo. Algunas fecha de devolución están abiertas. Pero todos los libros son devueltos. El sol se pone. Las cortinas se retiran. Las estrellas salen. Y mañana otro sol sale y tu te levantas, y las estrellas se retiran tras sus cortinas y eh aquí otro cielo azul. Las nubes pasan. Todo pasa delante tus ojos. No hay forma de detener la vida, porque todo se está moviendo y tu te mueves, y estás volando y saltando, y todos están danzando. Tu estás bailando en las estrellas, amados. Donde quiera que pienses que tus pies están, estás danzando en las estrellas, en la luna, en el sol, en la Vía Láctea. ¡Qué gran bailarín de la vida eres! Cuán largos son tus pasos. Cómo haces piruetas, y como haces volteretas. Y cómo aterrizas y cómo aceleras y despegas y cómo recoges las flores que mañana o el día siguiente regresarán a la tierra. ¡Eres un bailarín excepcional! Tu tocas las notas. No hay ningún flautista a quien pagarle. Todo es de libre cambio. Tu saltas de libertad en libertad. Pones la vela rumbo a nuevas tierras. Y aprendes otro baile y saltas alto, de la maleza al cielo. Del cerro al valle, de una estrella a la otra y de regreso y saltas de nuevo. Todo este girar es vida. Esta es la luz de la vida. Pulsar de estrellas y polvo de estrellas. Traducido por: jhrendon |
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