sábado, 18 de agosto de 2012

LAS 7 REGLAS PAAR LA CONCENTRACION,djuwhal khul

Como ejercicio para fortalecer la concentración en el ser íntimo, mencionaré siete reglas:


1) La respiración.

Un control efectivo sobre la respiración en la cual aconsejamos: mantener un ritmo de siete tiempos para la inhalación, tres tiempos de retención, siete tiempos para exhalación tres tiempos nuevamente para retención.

El ejercicio de este tipo de respiración, produce tarde o temprano estados anímicos especiales en donde se ve favorecida la atención interna.


2) La relajación.

Relajen su cuerpo. La relajación no es otra cosa que evitar estímulos provenientes de incomodidades o insatisfacciones que el organismo continuamente está mandando al cerebro y por lo tanto llamando su atención. Es preciso relajar el cuerpo de una manera total y completa, quiero decir con esto que la relajación no debe ser exclusivamente de músculos, sino también de los órganos internos. Una vez que los músculos han sido relajados mediante la acción de la voluntad del hombre, es preciso pasar a revisar cada uno de los órganos internos del cuerpo y visualizarlo en completa calma y reposo. Esto permite que la conciencia humana no reciba o al menos se reduzcan al mínimo, los estímulos provenientes del organismo.


3) Cruzar la manos y los pies.

Es preferible cruzar las manos y los pies para cerrar de esta manera el circuito. La posición de Loto tan acostumbrada en las meditaciones orientales, es una posición excelente para la meditación, sin embargo, la anatomía de los occidentales no permite muchas veces este tipo de posiciones, sin embargo, cruzar los pies y las manos, o bien, teniendo las manos en la posición de meditación efectuando alguno de los Mudras que ustedes conocen, definitivamente producirá un efecto si no óptimo sí positivo, que favorecerá la meditación.


4) Ojos cerrados.

Es preciso que sus ojos permanezcan cerrados porque de esta manera se evita cualquier estímulo de luz proveniente del exterior. Sin embargo, no únicamente los ojos cerrados eliminan los estímulos de afuera, sino que es preciso antes, efectuar un ligero movimiento de los ojos en círculos, para que de esta manera el músculo ocular también se vea relajado a la hora de efectuar meditaciones. Es muy común encontrar entre los estudiantes, que los párpados permanecen vibrando y los ojos inquietos aún cuando estos permanezcan cerrados.


5) Quietud mental.

La quietud mental. La quietud mental se logra una vez que la respiración ha sido armonizada; la quietud mental se logra poniendo la atención en la respiración, de esta manera el flujo de pensamientos disminuirá y no deberá ser atendido ninguno de los pensamientos que crucen por la mente. Dejar fluir es uno de los secretos para evitar perder la concentración.

No bloqueen sus pensamientos, al contrario, déjenlos fluir mientras su atención permanece en la respiración; de esta forma su flujo mental irá disminuyendo hasta llegar casi hasta la inactividad.


6) Irradiación de amor.

Una vez que su ritmo mental ha bajado, empiecen a trabajar con los aspectos astrales, es decir, irradien amor hacia todo el Universo, hacia toda la Creación, dejen que su cuerpo y su conciencia sean invadidos por ese estado de armonía interna que produce exclusivamente ondas e irradiaciones de amor de una naturaleza de vibración muy alta.


7) Atención en el Maestro interno.

Finalmente, como séptimo paso, pongan toda su atención en el MAESTRO, en ese Maestro Interior que los ha venido acompañando desde el principio de los tiempos y que seguirá con nosotros hasta el final de los mismos. Irradien amor hacia El y siendo el Amor una fuerza de Unión, inevitablemente producirá un acercamiento con El.

LO QUE SIEMBRAS, RECOGES



En el octavo capítulo del Libro del Génesis se le hace una promesa al hombre, que “Mientras la tierra permanezca, la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, no cesarán”. Entonces el hombre fue colocado en un jardín que era completo en cada detalle. Él no fue llamado para plantar nuevos árboles, o hacer crecer nuevas plantas, sino para mantener en buen estado su jardín y guardarlo.

El Libro de Juan nos dice, “Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis”. ¿Por qué? Porque la creación está terminada. Todo drama concebible humano, toda trama, todo plan en el sueño de la vida, ya está elaborado. Son meras posibilidades cuando tú los contemplas, pero muy poderosamente reales cuando entras en ellos.

La conciencia es tu jardín en el que tu imaginación puede ponerte en contacto con el estado del que tú desees ser consciente. Lo único que se te pide hacer es entrar en lo que ya está terminado, y ver tu mundo desde su consciencia.

Haz esto y has sembrado la semilla de su cumplimiento y cosecharás sus frutos en la forma de eventos y circunstancias en tu vida.

Desafortunadamente, la memoria del hombre es tan corta que él se olvida de su siembra, pero todos los finales son fieles a sus orígenes. Si el hombre imagina la desgracia, la experimentará. Te puedes preguntar por qué [ciertas] cosas te pasan a ti, y negar que tú las pusiste en movimiento, pero tu Dios nunca olvida, y siempre te permite recoger lo que tú, y sólo tú, has sembrado.

Tú y yo somos seleccionadores. No somos creadores. El vasto mundo entero de la creación está terminado, como se nos dice en el Libro de Eclesiastés. “Yo soy el principio y el fin. No hay nada que venga que no haya sido ya.”

Considera la creación como terminada y tú y yo como seleccionadores de lo que es (de lo que ya existe). Es nuestro privilegio seleccionar un aspecto de la realidad, responder a él y traerlo a la existencia. Sin embargo, cuando no sabemos esto, vamos por la vida reflejando sus circunstancias en vez de usar nuestro poder para cambiarlas.

Ahora bien, si todo está terminado, ¿por qué se hace la promesa de que habrá una siembra y una cosecha mientras la tierra permanezca? Las actitudes son las semillas de la vida. En el momento que tú reaccionas a un objeto, una persona o una noticia, una respuesta emocional es sentida y tu actitud es formada.

Aunque puede que no recuerdes el momento en que reaccionaste, la naturaleza nunca olvida. Tu reacción aparecerá en la forma de circunstancias en tu vida, ya que su aparición está causada por una continuidad oculta.

Tú y yo podemos cosechar cualquier cosa que deseemos, pero primero tenemos que plantar la semilla. Cada cosecha ha de ser precedida por un momento de reacción o una actitud.

¿Cuántas veces te has arrepentido de tu actitud y deseado poder cambiarla? Sabes que cuando tus circunstancias cambian, tu actitud cambia automáticamente. Eso es un reflejo de la vida. Pero tú puedes, consciente y deliberadamente, cambiar tu actitud y, al hacerlo, cambiar tu mundo. Si lo haces, estarás controlando tu suerte.

El noventa y nueve por ciento de la gente espera a que ocurra cambio en el exterior para poder reflejarlo, pero eso no es un logro. Si despertáramos, nos volveríamos seleccionadores de la belleza del jardín que Dios nos ha dado. Escogeríamos un aspecto que deseáramos expresar y deliberadamente cambiaríamos nuestra actitud hacia la vida misma.

La pequeña fábula de la zorra y las uvas muestra la importancia de la imaginación. No consiguiendo las uvas, la zorra se convenció de que estaban agrias y, al imaginarlas así evocó, dentro de ella, un cambio de actitud por el que ya no se sentía de la misma manera respecto a las uvas.

Aunque esta pequeña fábula tiene un tono negativo o trágico, puedes tomar la misma historia y hacerla positiva contemplando tu noble concepto de la vida.

Aunque puede que no te parezca que tienes el talento para realizar tu deseo, no afirmes que su posesión está más allá de ti y por lo tanto está agria. Por el contrario, regocíjate en el conocimiento de que es tuyo. Haz esto y producirás una respuesta emocional que es necesaria para la siembra.

Puede que no veas una cosecha inmediata. Quizá tu deseo es un roble y no un pequeño hongo que crece durante la noche. Tal vez tu sueño necesitará un intervalo de tiempo más largo entre su plantación y su cosecha, pero sabe que todas las cosas son consecuentes.

“¡Ved aquellos campos!
El sésamo fue sésamo,
El maíz fue maíz.
El silencio y la oscuridad lo sabían,
Así nace la suerte del hombre.”

Si en tu momento de respuesta plantaste maíz, maíz debe aparecer en el tiempo de la cosecha.

Selecciona la naturaleza de las cosas que quieras experimentar, luego cumple los deseos de aquellos en tu círculo íntimo (familia y amigos). Después muévete más allá de tus amigos, luego [más allá] de conocidos, completos extraños e incluso estados impersonales, sabiendo que la ley siempre se mantiene cierta, que sin importar cuándo la emplees, ya sea consciente o inconscientemente, vas a obtener resultados en armonía con la plantación.

Supongamos que a tu amigo le llega una gran suma de dinero. ¿Te regocijarías con él? Estoy seguro de que lo harías. Ahora, asume que esto es cierto y realmente mantén una conversación mental con tu amigo desde esa premisa. Mientras haces esto en tu imaginación, estás estableciendo un cambio de actitud hacia ese amigo y produciendo una respuesta emocional positiva deliberada dentro de ti. Esta es tu siembra.

Ahora bien, tu amigo puede no tener conocimiento de que tú sembraste riqueza en su jardín, así que no busques su alabanza, sino resultados. Cuando veas al hombre convertirse en la encarnación del éxito que tú deseaste para él, esa es suficiente alabanza, pues cada cosa es un regalo.

Tu Padre celestial te dio un jardín, completo y en plena floración. Luego te dio el mayor regalo de todos, plena libertad para elegir la naturaleza del fruto que cosecharías. Sin embargo, no puedes sólo irrumpir en el jardín y empezar a escoger fruta.

Debe haber una siembra antes de cada cosecha. El deseo, plantado, contiene todos los planes y energía necesarios para desarrollarse como un hecho objetivo para que tú lo coseches al volverte consciente de tu deseo como una realidad externa. En ningún momento añades ningún trabajo para hacer que así sea, ¡simplemente sabes que así es!

¿Puedes imaginar un Dios infinito que no sea infinito en todos los sentidos? Si fueras incapaz de asumir un estado desagradable, no podrías ser hijo de tu Padre, porque Él es infinito y tú y tu Padre sois uno. Un Dios infinito te dio todo, incluyendo tu libertad de elección, con la esperanza de que llegarías a ser selectivo y plantarías todo lo que es bello en tu jardín.

Un piano contiene ochenta y ocho notas en su teclado. Si extrajeras toda disonancia que se pudiera tocar de esas notas, ya no tendrías un teclado. Pero si aprendieras el arte de tocar el piano, podrías sacar bella armonía de esas mismas ochenta y ocho notas.

Esto es cierto de ti. En vez de mirar la enfermedad que has producido en tu mundo, y aceptar la evidencia de tus sentidos como definitiva, puedes negar este así llamado hecho y afirmar la salud. No trates de analizar el problema desde fuera preguntándote cómo y cuándo pudo haber sucedido. Mira dentro.

Nunca encontrarás su causa en un laboratorio, pues la única causa reside en tu consciencia. En un momento en el tiempo, quizás hace mucho olvidado, plantaste la pobre salud que ahora estás cosechando.

Su causa nunca será encontrada en ningún análisis externo, pues las cosas vistas siempre están hechas de cosas que no aparecen, como se nos dice en el capítulo 11 del Libro de Hebreos.

No creyendo esto, el hombre insiste en extraerse sangre, analizar trocitos de piel y afirmar que en uno de estos ha encontrado la causa. Él puede haber encontrado el problema, ¿pero por qué está ahí? Porque, en algún momento en el tiempo, mientras ejercías tu derecho como un hijo de Dios libre, elegiste un estado desagradable, sentiste su dolor y lo pusiste en marcha en tu mundo.

Todos los pensamientos resultan lo esperado. Lo que siembras, recoges. No te sorprendas por su repentina aparición. Es sólo repentina porque tu memoria es tan realmente corta, y has olvidado la plantación. George Meredith escribió un pequeño poema encantador con respecto a esta idea:

“Olvidadiza es la verde tierra,
Los dioses sólo recuerdan.
Eternamente golpean despiadadamente,
Y siempre igual por igual,
Por su gran memoria
Los dioses son conocidos.”

Si sólo pudieras recordar esos momentos de siembra, nunca te sorprenderías cuando su cosecha apareciera. Cada vez que respondes emocionalmente a algo que contemplas, aciertas a oír u observas, su semilla cae en tu fértil mente. No tendrás que trabajar para llevar el pensamiento a cosechar, sino que lo encontrarás como algo ya completamente crecido. Habiendo seleccionado tus semillas por tu actitud y tu reacción, cosecharás aquello a lo que no has añadido ningún trabajo.

Ahora, ¿eres responsable de las otras personas en tu mundo? Sin duda lo eres. No pienses que sólo porque tu Padre te dio tu imaginación, puedes usarla mal y no dañará a otro. Lo hará, por la sencilla razón de que la conciencia está enraizada en ti, y tú estás enraizado en cada persona, como todos nosotros estamos enraizados en Dios. No hay ser despegado individual separado en el reino del Padre. Somos todos una gran Imaginación, cada uno completamente responsable de su buen o mal uso.

Catorce años antes del espantoso hundimiento del Titanic, un inglés con el nombre de Walter Lord escribió un libro titulado, “Una Noche para Recordar”. En él concibió un fabuloso transatlántico llamado el 'Futilidad'.

Tenía 800 pies de largo, triple hélice y transportaba tres mil pasajeros. Creyendo que era insumergible, el transatlántico llevaba sólo unos pocos botes salvavidas. Entonces, una noche, el Sr. Lord lo llenó hasta el borde de ricos y complacientes y lo hundió contra un iceberg en el Atlántico.

El Titanic fue construido por la White Star Line. Tenía 800 pies de largo, triple hélice y era capaz de transportar tres mil pasajeros. Creyendo que era insumergible los botes salvavidas eran pocos.

Terminado catorce años después de que fuera imaginado el ficticio 'Futilidad', el Titanic zarpó de Southampton en su viaje inaugural todo lo lleno que era capaz con los ricos de Europa. Cinco días después, este glorioso barco chocó contra un iceberg y se hundió en una fría noche de Abril.

No conozco el motivo detrás del libro del Sr. Lord, pero sí sé que el barco idéntico fue construido catorce años más tarde. Que llevaba el mismo tipo de lista de pasajeros y se fue a pique del mismo modo que el barco ficticio.

Te digo, no hay ficción. El mundo de mañana es la ficción de hoy, lo mismo que el mundo de hoy es la ficción de antaño. Un hombre soñó con hablar con alguien a través del espacio utilizando sólo un cable, otro con escuchar música que estuviera siendo tocada a través de la tierra en su propia sala de estar, otro deseó tener luz sin usar una vela. Todos estos deseos se han hecho realidad, pero cuando fueron concebidos por primera vez eran todos ficticios, todos productos irreales de la imaginación.

No hay nada irreal porque Dios, que es infinito, ha terminado la creación. Tú no puedes concebir nada que tu Padre no haya creado ya y resuelto cada detalle de su cumplimiento en todas sus ramificaciones. Tú y yo sólo estamos tomando conciencia de porciones crecientes de lo que ya es. No estamos creando cosa alguna, sino descubriéndola.

Deja de reflejar la vida a tu alrededor y empieza a seleccionar los pensamientos que eliges plantar en tu maravillosa mente e imaginación. Escoge ese aspecto de la realidad al que quieras responder, sea éxito, salud, la dignidad o nobleza. Hazlo algo maravilloso donde tú contribuyas al bien de la sociedad, la comunidad y el mundo.

Si ves la necesidad de una iglesia en tu comunidad, o una escuela, no esperes hasta que la gente se reúna para discutir la posibilidad; en cambio, contempla la alegría de tener una iglesia para elevar al hombre espiritualmente y una maravillosa escuela para los niños.

Siente la emoción de atestiguar estas cosas desde dentro y habrás plantado tu semilla. No necesitas trabajar para producir tus semillas, pues ellas ya están terminadas, espera a que te las encuentres en tu comunidad. Planta tus semillas y deja que los demás piensen que las están trayendo a la existencia.

Vuélvete a un amigo, y en el ojo de tu mente felicítale por su buena fortuna. Siente la emoción de tal contacto. En ese momento de respuesta (o reacción emocional) descubrirás que tu actitud ha cambiado con respecto a él, y tu semilla se ha plantado. Esa semilla pasará por su normal y natural travesía oculta y aparecerá como una realidad.

Entonces conocerás el poder latente dentro de ti y dejarás de reflejar la vida convirtiéndote en un sabio seleccionador de estados, dándole expresión a todo lo que es bello en este mundo.

Cada momento es tu tiempo de siembra y de cosecha. No esperes a que las circunstancias cambien; cambia primero tu actitud. Si tu jefe es grosero y no está dispuesto a subirte el sueldo, pregúntate cómo sería si él ahora te viera como la persona útil que tú sabes que eres.

Supón que viera, en ti, a alguien a quien pudiera elogiar y subirte el sueldo debido a tu esfuerzo aportado. Contempla al jefe viendo esas cualidades en ti y recompensándote en consecuencia, y has plantado esa semilla. Puede que él no te llame esta noche y te hable de tu aumento salarial. Puede que incluso no aparezca en tu nómina de esta semana, pero vendrá.

Debes seguir plantando pensamientos hermosos [sobre ese asunto], sin embargo. No puedes marcharte de la oficina pensando que tu jefe es un tacaño. No puedes ir a casa y decirle a tu madre o marido lo malo que él es pues ellos, creyéndote, simpatizarán contigo, ya que están teniendo el mismo enfoque negativo reflector hacia la vida. Por el contrario, ahora debes marcharte de la oficina en la actitud de que él te ha subido el sueldo y elogió tu trabajo.

Haz esto día tras día, a pesar de que las cosas digan lo contrario, y producirás, en tu jefe, un cambio de ánimo porque lo produjiste tú primero en ti mismo. Él verá entonces cualidades en ti que no había visto antes y te recompensará abiertamente.

¿Conoces a alguien que se encuentre solo y le gustaría estar felizmente casado? ¿O a alguien deseoso de tener un agradable hogar? No seas envidioso. Siente su alegría y habrás plantado la semilla de cumplimiento para ellos que ellos cosecharán.

Desafortunadamente, muchos de los movimientos de la iglesia tienen una actitud muy seria hacia la vida. Orígenes muy sabia y humorísticamente dijo una vez, “Los cristianos creen que Dios tiene una enorme lucha contra los pronósticos impotentes; por lo tanto, Él produce, en el individuo, la emoción de 'Padre que ayuda al pobre'.” – ¡este es un Padre que creó el mundo entero y se lo dio a sus hijos!

Luego, Orígenes, trajo a colación otro punto interesante con respecto a la actitud científica hacia la vida. Después de haber descubierto la construcción ordenada de lo que hace al mundo, la actitud de los científicos es de “insignificancia ordenada”.

Creyendo que el mundo está quemándose gradualmente, y por lo tanto consumiendo todos sus recursos, no será nada de todos modos, así que no importa qué tan ordenado esté hoy, aún es sólo insignificancia ordenada.

Pero yo te digo, yo he visto más allá del velo y sé que no hay final. La vida es para siempre. El tuyo es un peregrinaje eterno, siempre en movimiento ascendente hacia la revelación de tu gloria infinita como Dios Padre. Decídete a ser más selectivo, más cauteloso en tu elección de las ideas que mantienes. Elige un pensamiento que bendecirá a un individuo.

Produce dentro de ti la respuesta emocional del cumplimiento del pensamiento y sabe, en ese momento de respuesta, que él está enraizado en ti. El pensamiento fue plantado en relación con él y es él quien lo cosechará. Todo lo que necesitas hacer es plantar y dejar que la cosecha cuide de sí misma.



Traducido por Manu LDA
Tomado de la red.



RECETAS PARA LA VIDA!!!

Recetas para la vida – ¿Dejaste de creer porque te va mal? o ¿Te va mal porque dejaste de creer?

Por Becky Krinsky
Cuando se trata una y mil veces de salir adelante y aun así las cosas no funcionan, uno piensa que ya no vale la pena seguir tratando; sin realmente querer, es fácil caer en un circulo vicioso donde se deja tristemente de creer en uno mismo; sintiendo que la mala suerte lo persigue y hasta se pierde la esperanza de poder algún día salir adelante. Son precisamente esos momentos de desolación donde surge el miedo, la frustración y, sobre todo, el dolor. Estos ingredientes que solo salan y amargan el sabor de la vida. ¿Pero que hacer? ¿Cómo romper esta rutina? ¿Sera posible salir del este hundimiento tan profundo?
Armando siente que nada le sale bien, que todo lo que hace se complica y en lugar de salir adelante cada vez se hunde más. No hay nada que más quisiera que considerarse un hombre satisfecho y feliz, ser un buen proveedor para su mujer y sus hijos, así como poder inspirar y ayudar a sus padres que mucho lo necesitan. Tristemente este es un sentimiento que hace mucho tiempo dejo de sentir. Claro que todos los días sale a trabajar; busca y encuentra pequeñas oportunidades pero ninguna con suficiente éxito como para recuperar su fé y mejorar su ánimo.
Su desesperación lo ha llevado a tomar malas decisiones, lo que como resultado ha logrado que él se sienta aun peor de si mismo. Él vive una vida solitaria, sin sueños o grandes ilusiones. Cada vez que esta a punto de lograr una buena oportunidad, repentinamente las cosas se complican, se contaminan y hasta se le voltean dejándolo con más problemas y desilusiones.
Algunos familiares que lo conocen bien insisten que es probable que él llame a su propios problemas. Que no busca nuevas y mejores oportunidades o que le falta deseos de realmente querer salir adelante. Ellos no entienden porque un hombre relativamente joven, con preparación y con buenas intenciones, está como dormido o prácticamente paralizado, sin poder salir adelante ni encontrar una manera de ver a la vida con claridad y objetividad.
Definitivamente el crea situaciones complicadas y asegura que estas le llegan solas y sin querer; ¿es posible que su actitud tan temerosa, lastimada y su poca energía le impidan ver más allá de su nariz? En realidad es que Armando vive atorado en un mundo obscuro y desconectado de todos, está imposibilitado y encadenado en si mismo.
A pesar de que ha buscado ayuda aun no ha encontrado alguna razón o situación que le pueda regresar la esperanza y le dé felicidad. Las cosas no mejoran milagrosamente, sin embargo mientras él no pueda aceptar que su actitud, sus pensamientos y su falta de fé lo están hundiendo, nunca podrá empezar a encontrar una buena solución.

La Receta:
Recuperando el impulso para poder luchar
Ingredientes:
  • 2 piezas de reconocimiento y aceptación
  • 1 rebanada de fortaleza
  • 1 taza de realidad
  • 1 manojo de conexión y convicción
  • 3 cucharadas de esfuerzo y determinación
  • 1 chorrito de amor propio
  • 1 pizca de vulnerabilidad
Recomendación del chef: Los sentimientos de pertenencia, valor y amor ayudan a no perder la fe y la confianza.
Modo de preparación:
  1. Para que las cosas sucedan hay que ser capaz de querer ver, entender y aceptar con responsabilidad lo que pasa. Es más fácil engañarse a uno mismo, mal gastando el tiempo y satisfaciendo pequeñas necesidades inmediatas, en lugar de actuar con coraje y luchar para llegar al objetivo realmente deseado por mas difícil que sea.
  2. Pedir y aceptar ayuda cuando realmente se necesita es una acción verdaderamente poderosa que fortalece el carácter y la superación personal. Todos necesitamos ayuda alguna vez; tener el valor de mostrar nuestra vulnerabilidad, más que hacernos pequeños, invisibles o virtualmente desconocidas, nos acerca a los queridos, nos conecta y nos extiende una mano que sirve de apoyo para continuar.
  3. Se recibe recompensa por el esfuerzo que se hace, nunca por el éxito que se obtiene. No rendirse e intentar mil distintas maneras para llegar a la meta, es en si un verdadero triunfo; lo único que esta en nuestras manos y es nuestra responsabilidad. Los resultados dependen de muchos componentes que no se pueden controlar.
“No se vive para darle el gusto a los demás satisfaciendo sus expectativas y lo que crees que ellos esperan de ti, se vive cuando haces y dices lo que tu sabes y esperas de ti.”

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