viernes, 21 de septiembre de 2012

LOS REGALOS DE CRISTO

Dios Dijo:
Cristo era armonioso y aún así era firme en lo que sabía. No se tambaleaba, seguía adelante en línea recta. Su misión era acercar a otros a Mí. El no quería nada para sí mismo sino ofrecer el regalo del amor que se le dio y el cual aceptó de todo corazón. Un corazón lleno de amor sólo puede derramar amor y así el amor se multiplica. Cristo derramó tanto amor que éste aún resuena alrededor del mundo. El amor que dio en Mi nombre aún mueve corazones para que latan a la sintonía del amor. Bum, bum, bum-ti-bum, el latido del amor.
El dio el único regalo que hay para ofrecer. El no fue de compras y lo envolvió como regalo. El no era Santa Claus. Santa Claus sirve a un propósito distinto del de Cristo. El dar obsequios físicos también es bueno, pero Cristo no dio obsequios físicos. El dio amor, eso era todo lo que tenía que dar y lo hizo bien. El dio regalos sin adornos; tan sólo dio amor, lo irradió. El no pensó en dar amor. Hubiera sido imposible para él no dar amor. Eso hubiera sido una privación.
Cristo fue el fruto de la vid. Una uva jugosa está lista para ser recolectada y el jugo se convierte en vino. Y así Cristo se dio tan inocentemente como una uva. Aquellos que conocían su sed bebieron bastante de Mi amor a través de Cristo. No podían beber suficiente, querían más...ellos aún beben.
Cristo no dio amor como un sentido de obligación. El no sintió que el amor que tenía para dar era una posesión. El no pensó en términos de deuda o deudor. El dio tan libremente como el sol irradia Mi luz. La Luz era suya para darla y así lo hizo. El era indefenso en lo que no podía evitar sino dar. El era un trovador del amor que tenía que cantarse. El no se negó el estallido del canto.
El era un pez que tenía que nadar. Un pez no piensa: "oh, debo nadar hoy". Para un pez es natural el nadar, así que Cristo nadó en amor. El no viajó alrededor del mundo pero su amor sí y aún lo hace. Una vez que se mueve, el amor permanece en movimiento. Justo como al sol no se le dan instrucciones para que brille todos los días, así el amor continúa sus transformaciones sin más.
Cristo dio y aún así nunca pensó: "estoy dando". Nunca se levantó por la mañana y pensó" "oh, hoy debo dar". El dar no es un pensamiento. El dar fue su Ser, y aún así Cristo no tuvo otro pensamiento que no fuera el dar amor. El era incapaz de hacer otra cosa que dar amor. Él tenía sabiduría así como amor y aún así no existía diferencia entre el amor y la sabiduría que él daba. Su amor y sabiduría eran uvas de la misma vid que Yo planté y di a todos Mis hijos.
¿Piensan que no son de la misma vid que Cristo? ¿Piensan que son sólo un pretendiente al trono en el cual Yo los siento? ¿Piensan que se les dio una exención especial para rehusarse a aceptar Mi amor o, una vez aceptado, limitarse al darlo?
Amados, ustedes no son ni más ni menos especiales para Mí. No hay un primero ni un último. Que cada día ustedes hagan la Navidad para todos Mis amados hijos e hijas. Acepten mis regalos y obséquienlos al mismo tiempo.
Traducido por: Cecilia R