Extracto del libro "El Poder de la Vida en la Geometría Sagrada y la Arquitectura Biológica de Arturo Ponce de León y Ninón Fregoso" Adquierelo aquí
El cuerpo humano es una sinfonía perfecta que se ajusta casi en su totalidad a los criterios establecidos por la proporción dorada, entre otros. En él podemos ver representados de forma tangible los simbolismos e implicaciones que tiene el uso de Geometría Sagrada. Si obtuviéramos el corte dorado de la altura total de un ser humano, lo encontraríamos en el ombligo, justo en el lugar de conexión, de distribución, en la vida intrauterina, entre la madre y el feto. También es el lugar de conexión entre nuestro cuerpo electromagnético y el cuerpo electromagnético de la madre tierra, como la sabiduría de las artes marciales o el chamanismo lo indican de forma correcta. Por ejemplo, cuando se inicia un combate o se hace un trabajo chamánico lo primero que se cubre la persona es el ombligo, porque al ser un punto muy importante de entrada y salida de energía/materia, es también un punto de suma delicadeza y cuidado en la calidad de ondas que ingresan o salen de nuestro cuerpo. En la mano, la primera falange, a razón de la segunda falange, están espaciadas en una proporción de 1.618033... (la segunda falange a razón de la tercera, la tercera a razón de la palma, etc. ) y continúan en ésta hasta llegar al hombro.
Número áureo en el cuerpo humano, el latido
cardiaco y las falanges
cardiaco y las falanges
Cada latido del corazón lleva consigo una secuencia de eventos que en conjunto forman el ciclo cardíaco. Éste consta principalmente de tres etapas: sístole auricular, sístole ventricular y diástole. Este ciclo no está en una secuencia que gráficamente se pudiera ver como un cuadrado sino que se ajusta, por entero, a la proporción áurea, en una orquestación que obedece al ritmo natural del universo. Esta proporción sólo ocurre cuando la persona resuena con el ciclo de embonación fractal y con el tiempo cósmico.
El corazón humano funciona como un toroide que le imprime giro a la sangre, le da la secuencia y el ritmo exacto para que mediante la circulación en espiral de la sangre en las venas pueda nutrir a todo el organismo. Un corazón fractal es un corazón sano, como lo ilustra el profesor Ary Goldberger de la Universidad de Harvard. La música creada con la proporción áurea y otras secuencias es capaz de ordenar el espectro emocional de un ser humano, creándole mayor inclusividad armónica de las contradicciones emocionales que se viven en el torbellino de la vida.
Medir la coherencia interna de la onda electromagnética en los interlatidos del corazón nos permite conocer la asociación de cada frecuencia a determinada emoción. Yendo más allá de esto, también nos permite asociar ciertas proporciones a ciertos estados emocionales.
Manfred Clynes es un concertista de piano que ha estudiado la relación entre la música y las emociones. Se dio cuenta que en sus presentaciones había ciertas partes de la obra que tocaban a las personas emocionalmente, así que se dedicó a estudiar las formas de onda relacionadas a las emociones humanas. Mas allá de los condicionamientos culturales, religiosos o raciales, las emociones humanas seguían un patrón especifico para expresar el enojo, el odio o el amor. Manfred desarrolló una serie de ciclos llamados sentics, donde a las personas le daban ejercicios de visualización para expresar sus emociones. Simplemente se mide el cambio de presión en el tiempo expresando un sentimiento. La geometría de presión considera tres eventos: el inicio del contacto, el punto máximo de presión y el final del contacto. Mediante un análisis de onda de la presión con la que se ejerce un contacto, pudo determinar el significado de la calidad de onda. Por ejemplo, descubrió que a 1/7 de presión, se manifestaba el enojo de una persona; que a 1/6 de presión sobre el tiempo, la felicidad; a 1/3 el odio y a 1/1.618, el amor. Éste último como expresión suprema de individuos en libertad y geométricamente como la proporción perfecta de traslación de vorticidad de una línea a un círculo, pasar de la energía a la materia y volverse phísico, volver a los ciclos de phi (haciendo un juego de palabras, phi-cycle, o los ciclos de phi).
Se requiere la interferencia no destructiva de estructuras fractales y geometrías sustentables para que las ondas, los eventos y las emociones creen vida. Los armónicos más altos en la secuencia Fibonacci están basados en una onda áurea larga llamada onda portadora. Las ondas de la cascada electromagnética se trenzan en la misma proporción para embonar la vida entera. El amor es la emoción que inicia este fantástico proceso. Sabemos del poder destructivo del odio y el enojo porque sus ondas se auto-cancelan, por eso, sólo el amor crea y construye un mundo material armónico. La luz cuando viaja en línea recta, es energía y por efecto del amor, esa luz se dobla para crear un punto cero que implota la energía y la vuelve materia, permitiéndole girar en torno a ese centro. Los textos sagrados, por ejemplo la Biblia, siempre lo han dicho: el Absoluto es amor porque es fractal.
La medición de la curva respiratoria y los patrones geométricos asociados a ella nos da una clave de cómo se vive la frecuencia de onda del corazón, el ritmo y amplitud respiratoria. Cuando amamos ,nuestro cuerpo reproduce el mismo patrón, tanto en la respiración como en la coherencia interna del corazón y en las ondas cerebrales. Esto puede ser medido con equipos de bio-retroalimentación
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