viernes, 31 de mayo de 2013

LOS ARQUETIPOS

Existe en nuestro inconsciente un substrato informativo estructural que transmite en nosotros una serie de patrones que trascienden nuestra experiencia personal. Estos son los arquetipos, remanentes arcaicos que Carl Jung describió como “imágenes primordiales”. No entramos al mundo con una tabula rasa; de igual manera que nuestra biología conserva las huellas instintivas de nuestra evolución –coexiste todo el reino animal dentro de nosotros– también nuestra psique conserva los rasgos de nuestra evolución mental.



Así en nosotros se repiten ancestrales imágenes: el héroe, la diosa madre, el viejo sabio, etc., y motivos como el Apocalipsis, el Diluvio, la Creación, etc.

“El arquetipo es una tendencia a formar tales representaciones de un motivo –representaciones que pueden variar mucho en el detalle sin perder un patrón básico… Son de hecho una tendencia instintiva”, escribe Jung en El hombre y sus símbolos.

“Es esencial insistir que no son meros conceptos filosóficos. Son pedazos de la vida misma –imágenes que están integralmente conectadas al individuo a través del puente de las emociones”.
La importancia de explorar el mar casi infinito del inconsciente no es menor. Seamos conscientes o no de los arquetipos, de cualquier forma los vivimos –como si fueramos avatares de una tendencia psíquica meta-histórica que se representa en símbolos encarnados–; pero el no ser conscientes hace que los padezcamos y que no logremos madurar nuestra personalidad para así lograr la plenitud de lo que somos. Los arquetipos cumplen la función de una iniciación, un rito de paso en nuestra psique hacia un nuevo estadio que quizás permitiría  resolver una cuita que nos persigue desde el albor de la humanidad.

 
“Sólo es posible vivir la vida a su máxima expresión cuando estamos en armonía con estos símbolos; la sabiduría es un retorno a ellos. Esto connota que cuando una persona logra hacer las paces con los arquetipos que yacen dentro de ella, puede empezar a vivir una vida más pacífica”, reitera Jung. ” Todas las ideas más poderosas de la historia regresan a los arquetipos. Esto es particularmente cierto de las ideas religiosas, pero los conceptos centrales de la ciencia, filosofía y ética no son excepciones a esta regla. En su forma presente son variantes de ideas creadas adaptando y aplicando conscientemente estas ideas a la realidad. Puesto que es la función de la conciencia, no sólo reconocer y asimilar el mundo externo a través del umbral de los sentidos, sino traducir a la realidad visible el mundo que yace en nuestro interior”.
Extraído del portal pijamasurf


 

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