Se ha dicho que a Dios no le importan nuestras oraciones, después de todo Él nos ama incondicionalmente, ¿Cierto? Dios no “necesita” de nosotros; Él no requiere que aparezcamos y realicemos todas nuestras conexiones espirituales o utilicemos todas nuestras herramientas espirituales.
De hecho, la única razón por la cual nos aplicamos hacia el crecimiento espiritual es porque somos nosotros quienes necesitamos al Creador, somos nosotros quienes necesitamos un proceso que pueda permitir el balance de nuestra negatividad. Pero la única forma en la que las personas pueden alcanzar el balance en cualquier cosa es a través de algún tipo de esfuerzo.
Si yo deseo tener mejores músculos, necesito ejercitarme. Si quiero que mi mente esté clara, necesito leer, jugar ajedrez o hacer otra cosa para enfocar mis pensamientos.
Bueno, de la misma forma, si deseo volverme más espiritual tengo que utilizar herramientas y procesos espirituales para hacer que eso ocurra. Y sí, dedicarse a orar es importante, pero lo que es más importante es cómo trato a mis empleados, a mi madre, a mi primo, a mi esposa o a mi amigo después de haber orado. Si no puedo tratar a otros con dignidad humana, entonces puedo orar todo el día pero eso no me hace espiritual.
Esta semana recordemos que cada uno de nosotros (a través de nuestro propio esfuerzo y nuestras conexiones con la fuerza de la Luz) tiene la capacidad de llegar a un lugar de bendiciones y, a través de ello, cambiar la realidad de la vida y del mundo.
Con amor
Karen Berg
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