El cubo o hexaedro es una figura geométrica que consta de 6 caras cuadradas y una longitud de aristas con valor a uno. Está asociado al elemento Tierra y se visualiza, en el cuerpo humano, con su centro anclado en el Tan tien o Hara (una palma abajo del ombligo), y uno de sus vértices apuntando hacia el cielo y la tierra. Vinculado al toroide motriz, controla los movimientos externos del cuerpo pero se manifiesta en la realidad exterior como la dicotomía entre la salud y la enfermedad. Es de color verde y puede desarrollarse mediante prácticas de artes marciales, danzas sufis, movimientos de Gurdjieff, Tai Chi, Euritmia, Tensegridad, danzas sagradas de distintas tradiciones y en general toda aquella práctica que implique la estimulación conjunta de órganos, tejidos y glándulas. Fundamentalmente, maneja el ejercicio de la conciencia motriz y no sólo de la repetición automática de movimientos físicos.
De los cinco ritmos universales de movimiento, le corresponden los movimientos circulares y continuos. Es la materia y la representación de la energía sólida (lenta) y representa la estabilidad, la firmeza. Simboliza el invierno y está asociado con el sentido del tacto. De los cuatro palos del Tarot profundo, representa los oros: el cuerpo, el territorio, el oficio, la vida económica, la prosperidad y el dinero. El lugar que uno ocupa en el mundo con respecto a las relaciones sociales. En la Biblia, es el evangelio según Lucas y en la cruz fija, astrológicamente, representa a los elementos de tierra como Tauro, Capricornio y Virgo.
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