El don del Entendimeinto
El don de entendimiento nos hace penetrar en las verdades divinas, propuestas
por la fe, mediante una luz que nos comunica el Espíritu Santo. Lo podemos
definir como “un hábito sobrenatural infundido con la gracia santificante por el
cual la inteligencia del hombre, bajo la acción iluminadora del Espíritu Santo,
se hace apta para una intuición penetrante de las verdades reveladas
especulativas y prácticas y hasta de las naturales en orden al fin
sobrenatural”.
Es un hábito, como todos los dones, que poseen todas las
almas en gracia de Dios, y crecen todos a la vez conjuntamente con ella.
Este don perfecciona el entendimiento especulativo, transformado previamente
por la Fe, para recibir las mociones del Espíritu Santo en orden a la
profundización de esta Fe.
La virtud de la Fe proporciona al entendimiento
creado un conocimiento de las verdades sobrenaturales de una manera imperfecta,
al modo humano, mientras que el don de entendimiento o inteligencia, lo hace
apto para la penetración profunda e intuitiva (modo sobrehumano, supraracional)
de estas verdades . Es la contemplación infusa, que consiste en una simple y
profunda intuición de la verdad.
En la escritura: El Antiguo Testamento no tiene ninguna
referencia explícita a este don; lo supone, pero no se detiene a describirlo.
Pero podemos ver en él, cómo Dios se ha inclinado como un Padre sobre su pueblo
para guiarlo e instruirlo. Los grandes personajes del AT se vuelven
incesantemente a Yahvé por la oración para pedirle que les conduzca en las horas
difíciles. José reconoce que es Dios el que le da la interpretación de los
sueños (Gn 40,8); Moisés implora de Dios las directrices para encaminar a los
Hebreos hacia la Tierra prometida
“Dame a conocer tus voces” (Ex
33,13); el salmista pide la inteligencia de la Ley: “Instrúyeme , ¡Oh
Yahvé!, en el camino de tus mandatos, para que del todo los cumpla. Dame
entendimiento para que guarde tu Ley y la cumpla con todo el corazón. La
explicación de tus palabras ilumina y da inteligencia a los rudos. Abro mi boca
y suspiro por el deseo de tus mandamientos. Muestra tu serena faz a tu siervo y
enséñame tus preceptos .”(Sal 119).
En el Nuevo Testamento Jesús exhorta frecuentemente a
utilizar la inteligencia espiritual, a abrir los ojos, a mirar, a comprender.
Una de las funciones del Espíritu Santo, prometido por Jesús en el Evangelio de
Juan es iluminar a la Iglesia entera.
“Pero yo les digo la verdad: Les
conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito;
pero si me voy, se los enviaré: y cuando él venga, convencerá al mundo en lo
referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio;
en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia
porque me voy al Padre, y ya no me verán; en lo referente al juicio, porque el
Príncipe de este mundo está juzgado. Mucho tengo todavía que decirles, pero
ahora no pueden con ello. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará
hasta la verdad completa ; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo
que oiga, y les anunciará lo que ha de venir. El me dará gloria, porque recibirá
de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que tiene el Padre es
mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes” (Jn
16,7-15).
Los
dones del Espíritu Santo - CapítuloII El Entendimiento
Alejandro Ferreirós
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