"... Que el gozo de la Navidad eleve tus pensamientos
en la sagrada conmemoración
de aquella bendita noche, en Belén, en la que el Niño Cristo
nació como un regalo celestial para la humanidad.
En Jesús se encarnó la Conciencia Crística, la infinita luz y ayuda de Dios.
Su presencia derramó la generosidad divina, como un bálsamo curativo,
sobre un mundo plagado de confusión y sufrimiento.
Y esa dádiva no fue sólo para un determinado tiempo y lugar,
sino para cada momento presente y por toda la eternidad.
Oro para que, en esta Navidad y cada día del año venidero,
recibas de nuevo ese inefable don de Dios,
en el amoroso silencio de tu mente
y tu corazón fervorosamente receptivos..."
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