Normalmente tenemos tantas cosas qué decir y muy poco tiempo para escuchar; uno de los sentidos más preciados del ser humano es el de oír. A través del oído, el sistema de percepción y de alerta está permanentemente en función. Me comentaba un sacerdote en Austria, dedicado en su labor apostólica a asistir a este tipo de inválidos, que quien nace sordo casi invariablemente no puede emitir un sonido inteligible, como es el lenguaje, para expresar sus pensamientos e ideas, y esto lo margina y aísla terriblemente del mundo que lo rodea. Un amigo asumió la dirección general de importante empresa internacional fabricante de partes automotrices, con 20 mil empleados, y le solicitó a su director de recursos humanos le proporcionara algunas fotografías donde mostraran los procesos de comunicación. El director del área le presentó, extrayendo de sus archivos, 14 mil fotografías, las cuales había acumulado durante los últimos tres años. Para sorpresa del director, en todas las fotos se apreciaba un supervisor hablando con un subordinado, pero no pudo encontrar una sola en que el supervisor estuviera escuchando al subordinado; los jefes tenemos muchas cosas que decir, pero hay aún más cosas que escuchar. El gran secreto de los círculos de calidad consiste en que la gente de arriba escuche humildemente a la de abajo.
Además, no solamente no escuchamos, sino que algunos son pitonisos o telépatas, pues antes de que la gente empiece a hablar se le oye decir “no me digas, ya sé lo que estás pensando”, e inmediatamente empiezan a parlotear sin dar oportunidad alguna a su interlocutor.
Un líder de Excelencia posee esa rara cualidad de saber escuchar pacientemente a los demás y logra ese extraordinario búmeran, pues al escuchar consigue que los demás lo escuchen atentamente cuando él habla y parece mágica la atención que logra captar en sus seguidores.
Además, no solamente no escuchamos, sino que algunos son pitonisos o telépatas, pues antes de que la gente empiece a hablar se le oye decir “no me digas, ya sé lo que estás pensando”, e inmediatamente empiezan a parlotear sin dar oportunidad alguna a su interlocutor.
Un líder de Excelencia posee esa rara cualidad de saber escuchar pacientemente a los demás y logra ese extraordinario búmeran, pues al escuchar consigue que los demás lo escuchen atentamente cuando él habla y parece mágica la atención que logra captar en sus seguidores.
Miguel Ángel Cornejo
Fuente: Enciclopedia de la Excelencia
Liderazgo de excelencia
Tomo I, pág. 146
Fuente: Enciclopedia de la Excelencia
Liderazgo de excelencia
Tomo I, pág. 146
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