miércoles, 15 de agosto de 2012

EL CONTROL DELA PALABRA

“Controlar la palabra en todos los instantes del día. Algo fácil de decir, pero muy difícil de practicar, y quien lo logra se aproxima rápidamente a la emancipación. Esto no se refiere a la reticencia, a la melancolía, al silencio o mutismo, que caracterizan a las naturalezas poco evolucionadas. Se refiere al empleo controlado de las palabras para obtener ciertos fines y a la retención de la energía vocal cuando es necesaria, algo muy diferente.
Involucra el reconocimiento de los ciclos, de las temporadas, de las estaciones; supone el conocimiento del poder del sonido y de los efectos producidos por la palabra hablada; entraña la comprensión de las fuerzas constructivas de la naturaleza y su debido manejo y se basa en la capacidades de manejar sustancia mental y ponerla en movimiento para obtener resultados en la materia física, de acuerdo con el propósito claramente definido del Dios interno.
Cada palabra diferenciada o sintetizada afecta a los reinos dévicos. Todo sonido produce su correspondiente respuesta en la sustancia devica e impulsa a multitud de diminutas vidas a adoptar formas especificas. Estas formas persisten y llevan a cabo sus funciones, mientras se prolonga el sonido que las produjo y la específica energía volitiva de aquel que inició el sonido va dirigida hacia la forma viviente.
La mayoría de los seres humanos construyen (hacen Magia) todavía inconscientemente, y la forma construida es un agente benéfico o maléfico, según sea el móvil o propósito del hombre y cumplirá su voluntad mientras dure el periodo estipulado de su existencia.”Texto extraído de Iniciación Humana y Solar, de A. A. Bailey

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