lunes, 23 de julio de 2012
Mandalas ..Cartas adios
Dios Dijo:
Cuando te tensas, te preocupas. Cuando te preocupas, te tensas. Desecha las preocupaciones y tensiones. Son opresivas. Te mantienen en el temor. La preocupación y la tensión actúan como si pudieses controlar todo en la vida. Puedes influir pero no controlar. No temas. En cualquier caso, la vida misma se cansará. Lo ya iniciado, seguirá su curso. Lo que ya ha sido iniciado, se agotará.
Tómate la vida con calma en lugar de inquietarte por lo sucedido o lo que ha de suceder. Imagínate en una hamaca con migo. Conversemos. Contemplemos las copas de los árboles y más allá del cielo y más allá una imagen del Cielo tan serena como también tú podrás permanecer sereno. ¿Por qué optaría alguien por la preocupación en lugar de la serenidad? Pero eso no es lo que tú has hecho y quizás no lo estés haciendo ahora?
Hagan las paces con la vida. Hagan las paces con sus vidas. Ustedes no son los dueños de sus vidas en la Tierra, Amados. La vida solo es vuestra por un rato. Sacar su máximo provecho, significa gozársela. Ustedes no son dueños de su vidas y ciertamente tampoco de la vida de los demás.
Cuando vas a pescar, permites que la cuerda que arrojas se afloje. ¿No puedes hacer lo mismo con tu vida? ¿Permítele fluir y espera a ver qué sucede? Yo expreso esto a diferencia de la saturación de tu vida. Tú no tienes que lidiar con la vida y sacudirla. No tienes que forzarla. No tienes que deshuesarla. Solo vívela. Permite que la vida sea lo que y no le des mucha importancia. Gobiérnate a ti mismo pero no gobiernes tu vida. Si tienes que cambiar tu vida, cambia tu forma de reaccionar a ella. Si tus dientes están apretados y tus puños están apretados, ¿qué estás haciendo por ti mismo? Abre tus brazos a la vida, a cambio.
En lugar de temer, piensa en el bien que está por llegar. Piensa solo en bondad. No tienes que pensar en misericordia. Pensar en misericordia significa que estás pensando en un escenario difícil. Ten misericordia contigo mismo y sabed que no tienes que complacer a la vida. No tienes que implorar misericordia. Anticipa el bien dondequiera que te halles. Conjúralo. Dibuja en tu corazón el cuadro de toda la vida que te saluda amistosamente, dando la bienvenida a tu presencia, sentándose a tu lado y sosteniéndote de la mano.
¿Y qué si aquello a lo que temes se convirtiese en tu amigo? Concíliate contigo mismo de un modo diferente. Amístate con la vida en vez de preocuparte por ella. Tienes invitados que vienen a quedarse contigo y que aún no has conocido. Extiende el tapete rojo. Prepara los mejores manjares. Ordena la mesa. Quizás el rey y la reina de la vida lleguen a visitarte. Quizás vengan repletos de presentes. No pienses que la vida viene a robarte. Considera la bienvenida que obtendrás con la calidez de un corazón.
Y si se tratase de un invitado difícil de la vida que llega, puedes ofrecerle la mayor de las cortesías y encontrar que el invitado no es tan difícil como lo pensaste al principio. Puedes involucrarte incluso con los invitados más difíciles de la vida. Ellos no se quedan para siempre y puedes incluso encontrar que tu buena naturaleza cambia los eventos.
Tú no sabes con antelación qué te depararán aquellos regalos deseados o invitados indeseables de la vida. Tú sí puedes saber que acogerás por igual lo que la vida te depare y con gran cortesía. Podrás conocer la tranquilidad y los presentes que se te ofrecerán.
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